El tema de la especulación urbanística en España, es ya un problema de descomunales proporciones. No hay día que no nos desayunemos con una “presunta” corruptela localizada en algún ayuntamiento, del signo/color que sea, en el que su patrimonio natural y ecológico se ve comprometido por el consistorio de turno para construir el pertinente campo de golf y la urbanización de lujo.
Que la construcción mueve millones, ya es sabido y que en España el sector es el máximo responsable de las épocas de bonanza y crecimiento económico junto al turismo, también, lo que pasa es que entre chanchullo y chanchullo, estamos dilapidando el territorio, demandando unos recursos hídricos de los que no disponemos y poniendo en peligro el equilibrio ecológico tan necesario para todos.
Las distintas leyes del suelo que se han ido promulgando, no han hecho más que empeorar las cosas, ya que los alternativos cambios de criterio que han acompañado al color de los gobiernos que las han gestionado no ha favorecido a trasladar a la opinión pública una idea clara de que clase de modelo de país queremos.
Desde el “frente” neoliberal, claman por la liberalización absoluta del suelo como medida para abaratar el metro cuadrado final de construcción, ¿alguno se lo cree?, mientras que el progresismo está por lo contrario, control y gestión por parte de la administración, ya sea local como ahora, autonómica o nacional, poca garantía también por los pelotazos que se amontonan, de distintas “sensibilidades” políticas.
Quizás, además de tomarse este tema en serio, hoy se publica en la prensa el caso de un pueblecito de Granada de 600 habs, al que el consistorio ha dado luz verde para la construcción de 2 campos de golf y 2400 viviendas, en un territorio protegido, a los que la inmensa mayoría no podríamos acceder , entonces ¿Para qué se está construyendo? Se debería ir al verdadero meollo de la cuestión y que no es otra que la financiación de los partidos políticos.
Desde cualquier administración y actualmente la local, se ha nutrido las arcas de unas formaciones que cada vez necesitan más recursos para afrontar unos costes electorales gigantescos (municipales, autonómicas, nacionales y europeas) y unas necesidades de gestión interna descomunales, eso es evidente. ¿Porqué hasta ahora esto se había mantenido oculto?, dice un refrán que gatos con gatos no se arañan, y nada hay más cierto, pero cuando las corruptelas son ya tan evidentes y la prensa se empieza a hacerse eco de ellas, al tirar del hilo de la cuestión y se le quedan los pelos como escarpias. ¿Qué sería de este país sin la pillería y el mangoneo?¿Si todos los recursos que se generan fuesen a parar a servicios y a la inversión en infraestructuras demandadas por los ciudadanos?, seguramente la utópica tierra de jauja.
El descontrol urbanístico y es desaforado afán constructor, lleva aparejado el PHN y un sinfín de proyectos faraónicos destinados a dar más cuerda a todo este círculo vicioso del que sería muy bueno salir.
Apunten como solución, la paralización de todos estos megaproyectos con campos de golf incluidos y la investigación exhaustiva de sus procedimientos, seguramente que al finalizar se revitalizaría la construcción de centros penitenciarios por no poder absorber los actuales tanta demanda de alojamiento, podríamos mantener el PIB nacional, sin tanto campo de golf y mamoneo.
Que la construcción mueve millones, ya es sabido y que en España el sector es el máximo responsable de las épocas de bonanza y crecimiento económico junto al turismo, también, lo que pasa es que entre chanchullo y chanchullo, estamos dilapidando el territorio, demandando unos recursos hídricos de los que no disponemos y poniendo en peligro el equilibrio ecológico tan necesario para todos.
Las distintas leyes del suelo que se han ido promulgando, no han hecho más que empeorar las cosas, ya que los alternativos cambios de criterio que han acompañado al color de los gobiernos que las han gestionado no ha favorecido a trasladar a la opinión pública una idea clara de que clase de modelo de país queremos.
Desde el “frente” neoliberal, claman por la liberalización absoluta del suelo como medida para abaratar el metro cuadrado final de construcción, ¿alguno se lo cree?, mientras que el progresismo está por lo contrario, control y gestión por parte de la administración, ya sea local como ahora, autonómica o nacional, poca garantía también por los pelotazos que se amontonan, de distintas “sensibilidades” políticas.
Quizás, además de tomarse este tema en serio, hoy se publica en la prensa el caso de un pueblecito de Granada de 600 habs, al que el consistorio ha dado luz verde para la construcción de 2 campos de golf y 2400 viviendas, en un territorio protegido, a los que la inmensa mayoría no podríamos acceder , entonces ¿Para qué se está construyendo? Se debería ir al verdadero meollo de la cuestión y que no es otra que la financiación de los partidos políticos.
Desde cualquier administración y actualmente la local, se ha nutrido las arcas de unas formaciones que cada vez necesitan más recursos para afrontar unos costes electorales gigantescos (municipales, autonómicas, nacionales y europeas) y unas necesidades de gestión interna descomunales, eso es evidente. ¿Porqué hasta ahora esto se había mantenido oculto?, dice un refrán que gatos con gatos no se arañan, y nada hay más cierto, pero cuando las corruptelas son ya tan evidentes y la prensa se empieza a hacerse eco de ellas, al tirar del hilo de la cuestión y se le quedan los pelos como escarpias. ¿Qué sería de este país sin la pillería y el mangoneo?¿Si todos los recursos que se generan fuesen a parar a servicios y a la inversión en infraestructuras demandadas por los ciudadanos?, seguramente la utópica tierra de jauja.
El descontrol urbanístico y es desaforado afán constructor, lleva aparejado el PHN y un sinfín de proyectos faraónicos destinados a dar más cuerda a todo este círculo vicioso del que sería muy bueno salir.
Apunten como solución, la paralización de todos estos megaproyectos con campos de golf incluidos y la investigación exhaustiva de sus procedimientos, seguramente que al finalizar se revitalizaría la construcción de centros penitenciarios por no poder absorber los actuales tanta demanda de alojamiento, podríamos mantener el PIB nacional, sin tanto campo de golf y mamoneo.
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