Reflexión en voz alta

Una de las cosas que más me ha impresionado en mi vida, fue el relato, que la guía turí­stica que nos acompañaba, nos contó sobre la población judía en Hungría en general y en Budapest en particular.En aquella barbarie, perdieron la vida más de 650.000 personas inocentes, cuyo único "delito" habí­a sido ser judío.La maldad se expresa de infinitas formas y en una mente desquiciada y asesina, como la de aquellos nazis, incluso en la ejecución de familias enteras, atándolas a modo de fardos con alambres y para ahorrar munición, matar a unos cuantos y echarlos a todos a las heladas aguas del Danubio.Tras la tristemente célebre plaza del Parlamento, en donde otro regimen dictatorial ,esta vez marxista, provocó la masacre de más de 2000 personas que reclamaban su libertad, a orillas del Danubio, se ha erigido el sencillo monumento que adjunto en la foto en homenaje a todos y cada uno de aquellos inocentes asesinados y que al verlo, me puso la carne de gallina. Antes de caer al río, dejaban sus zapatos en la orilla.Para que eso no vuelva a ocurrir jamás, es bueno de vez en cuando echar la vista atrás y recordar, incluso en las circunstancias actuales que los descendientes de aquellas víctimas están protagonizando en Oriente Medio.