Leer la letra pequeña

Llevar ante notario el contrato electoral de la formación a la que se representa, es un acto simbólico que pretende otorgarle un grado de “compromiso” que a la mayoría, vista la reacción de las distintas tertulias, artículistas y público en general, ha sido visto como un acto más del teatrillo electoral.

Unos comentan que un “contrato”, nunca puede ser unilateral, estar exento de cláusulas que obliguen a quienes lo suscriben, con penalizaciones por incumplimiento y cláusula de rescisión o renuncia.

La pregunta que este gesto pone sobre la mesa es la que yo creo debería hacerse, para llegar a comprender porque unos, CiU, toman la decisión de ponerla en práctica ante el riesgo evidente de la propuesta y porqué los otros, quienes son los destinatarios del mismo, tiene una reacción de tomárselo a guasa, cuando se le propone el único gesto de compromiso real por parte de todos los partidos que se presentan el 1 de Noviembre, entre lo prometido y la acción de gobierno que deberá llevarse a cabo, si al final los resultados permiten a CiU, gobernar en solitario, porque esa es otra.

Lo normal debiera ser lo contrario, o sino querría significar que nuestra imagen y desconfianza para con la clase política, es tan generalizada, que se ha tornado ya en inevitable y cierta y los ciudadanos en general, hemos asumido que un político miente, por el simple hecho de serlo.

CiU, en sus años de mandato, se ha caracterizado en contraposición a los perfiles liberales más extremos, en la búsqueda de la cohesión colectiva, de una sociedad la catalana, a la que sabe más fuerte cuanto más integrada sea y eso pasa inevitablemente por la acción social, por disponer de alternativas en todos los grados entre lo público y lo privado, algunos podrán discutir el grado de consecución de esos objetivos, pero no su intención en abordarlos y eso es, ni más ni menos, lo que viene a plasmarse en el documento, la intención de seguir haciéndolo.

Me extraña y mucho que cuando alguien pone sobre la mesa un compromiso programático como este, reciba como contraprestación, la burla y el escarnio, ya que eso debiera ser propio de la situación contraria, de quien se llena la boca prometiendo y cuando tiene que pasar balance de lo realizado, se queda en un suspenso generalizado.

A CiU le quedan ahora dos cosas; Ganar las elecciones y poder gobernar para dentro de cuatro años poder demostrar a tanto escéptico que cuando nadie obliga a ello, comprometerse, no sólo es bueno sino una señal inequívoca de intencionalidad en cumplir con lo pactado.

A mí con eso me vale.