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Desde hace mucho tiempo que el problema con la capa de ozono sobre las regiones de la Antártida se escucha y se repite con insistencia por parte de especialistas en meteorología, incluso muchos de los acuerdos mundiales en materia claramente ecológica que se han tomado últimamente, Kyoto, han ido en la dirección de articular las medidas necesarias para solucionar el problema, y esto hasta el 2003, ha ido siendo así.

Hoy los expertos vuelven a alzar la voz de alarma, ya que el dichoso agujero, ha vuelto a crecer, actualmente ya tiene más o menos el tamaño de la superficie de los EUA y amenaza con desbocarse de nuevo.

A la relajación por los efectos de unas primeras e insuficientes medidas, se han unido factores climáticos y medioambientales, que han favorecido de nuevo su revitalización, es como si a la enferma Sra. Tierra, la hubiesen diagnosticado hace años un tumor, y en su seguimiento, hoy los médicos nos dieran la voz de alarma por que este ha crecido.

En el protocolo de Kyoto se pusieron las bases para evitar cargarnos el planeta, y se tuvo que luchar con los intereses económicos, de los países emergentes y muy contaminantes, poco proclives a adoptar cambios en sus legislaciones que pudieran estrangular su crecimiento y para aquellos ya industrializados, principalmente los EUA, para los que el coste de una adaptación del tipo que se requiere, provocaría la desaparición de parte de su tejido industrial, muy contaminante y por consiguiente el aumento del paro y las consecuencias sociales que de ello se derivan, como ven , todo un lío.

La prevención hacia los asuntos domésticos, es totalmente previsible, pero este comportamiento tiende a parcelizar un problema que es de TODOS y que requiere el apoyo de TODOS por igual, ni los EUA viven en un planeta distinto ni los países asiáticos tampoco, todos tenemos la misma cuota de responsabilidad y deberíamos exigirla.

Organizaciones como la ONU, deberían velar por estos temas, si cada una hace la guerra por su lado y se limitan a comprar los derechos de emisión de aquellos países a los que habiéndoselos asignado, no los utilizan, es como la actual práctica de la venta de puntos del permiso de conducción, que tan de moda se ha puesto, o lo que es lo mismo, un fraude.

Tiempo hay para rectificar y prevenir un desastre mayor, no sea que tengamos que aplicar aquí el tan conocido refrán, “Entre todos la mataron y ella sola se murió” y lo que es peor, nosotros al mismmo tiempo.



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