La movilización de los catalanes puede ser, de nuevo, determinante para elegir al próximo presidente del Gobierno. José Luis Rodríguez Zapatero instó ayer al conjunto de la sociedad catalana, desde La Farga de L'Hospitalet, a no dejar escapar ese privilegio que supone ser decisiva en unas elecciones generales con el objeto de conseguir una "gran victoria" entre el PSC y el PSOE. Zapatero quiso arropar al president José Montilla y se comprometió a trabajar "codo con codo" para cerrar cualquier posibilidad de que el Govern tripartito sufra por su estabilidad tras el 9-M.
Las palabras de Zapatero tuvieron en el municipio que gobierna el socialista Celestino Corbacho un claro sentido: en las elecciones del 2004 más del 50% de los votantes lo hicieron por el PSC, con un 75% de participación. Y cuando en L'Hospitalet se produce una gran abstención, como en el 2000, con un 63% de votantes, el PSC lo pasa mal, y, por tanto, el candidato del PSOE a La Moncloa.
Con esos datos que tienen en la cabeza todos los dirigentes del PSC, Zapatero no dudó en buscar, de nuevo, una gran reconciliación con Catalunya, después de las dificultades en los últimos meses en Cercanías, provocadas por las obras del AVE. No dudó en ensalzar a los ciudadanos y en agradecerles la "entereza" con la que han "sufrido" los problemas. Pero tampoco dudó en destacar que el AVE ya ha llegado a Barcelona y que en los últimos cuatro años la inversión en infraestructuras ha sido mayúscula y que lo continuará siendo por su "compromiso" para cumplir el Estatut.

DETENCIONES
Zapatero tampoco se olvidó de exhibir otro compromiso, el de detener a los responsables de ETA que atentaron contra la T-4 en Madrid y que causaron el final del proceso de negociación. "Todos están ahora en manos de la justicia", precisó, consiguiendo una enorme ovación de los asistentes.
La reconciliación, si es que había un distanciamiento importante con Zapatero, fue total. La intervención previa del expresidente Felipe González, en el mitin en La Farga, ya había colmado a los casi 10.000 asistentes. Pero Zapatero vino a buscar hasta el último voto, hasta el último indeciso que pueda pensar que en las elecciones del 9 de marzo no se dirimen proyectos políticos esencialmente diferentes. El presidente del Gobierno insistió en que lo que está en juego "son los derechos de los ciudadanos o la España de la derecha", el proyecto de Zapatero o el de Rajoy. Por ello la crítica a CiU fue afilada. Consideró que no podía entender que muestre una cierta indiferencia entre el PSOE y el PP y les emplazó a elegir. "No es lo mismo para nadie, para ningún ciudadano, pero, desde luego, menos aún para Catalunya después de lo vivido estos cuatro años", aseguró Zapatero, rematando, de nuevo, la idea de que los votantes catalanes deben ser el pilar de otra victoria de los socialistas. En un almuerzo con militantes, en Lleida, donde se desplazó, junto a la candidata por Barcelona, Carme Chacón, Zapatero se dirigió directamente a los electores de CiU y del conjunto de Catalunya. "Hay partidos que dicen que van a esperar a después del 9 de marzo para ver si apoyan a Mariano Rajoy o a mí, y yo les digo a los ciudadanos que no pueden esperar, que elijan directamente por un Gobierno presidido por mí o uno que representa a la derecha", sentenció, informa María Jesús Ibáñez.
Las cifras no dejan duda. Si el PP se acerca al PSOE en el resto de España, la actual diferencia de 21 escaños del PSC frente a los 6 del PP en Catalunya es vital. El PSC es consciente de la dificultad de mantener esa distancia, pero no renuncia a superar su propia cifra si se produce una gran participación.
Pero Zapatero tenía ayer otra misión. Ante las reiteradas advertencias de los dirigentes de CiU sobre las repercusiones que tendría en Catalunya un Gobierno de Zapatero con el apoyo de CiU en el Congreso, el candidato del PSOE mostró su apoyo al president José Montilla. "Vamos a trabajar codo con codo".
Zapatero incidió en que desea colaborar con Montilla para seguir avanzando en los próximos cuatro años si gana las elecciones, con el objeto de frustrar cualquier posibilidad de ruptura del tripartito. Las palabras del candidato del PSOE provocaron una gran ovación de los asistentes, porque Zapatero consideró que ha aguantado las embestidas y los ataques del PP en esta legislatura que venían motivados por su "defensa" de las inversiones y del Estatut de Catalunya. Y ello le sirvió para halagar los oídos de los asistentes, al afirmar que agradecía también la "contención" de los ciudadanos ante esos ataques.
Las puyas, esta vez, las pronunció el mismo Zapatero al negar que España se hubiera roto con la aprobación del Estatut. "A lo mejor lo que se rompe es el PP la noche del 9 de marzo", sentenció.
Pero la cuestión de fondo que CiU sigue alimentando, el posible cambio de alianzas en Catalunya si sus diputados son decisivos en Madrid para la investidura de Rodríguez Zapatero, provocó también las críticas a los nacionalistas por parte de la candidata del PSC, Carme Chacón, quien no dudó en sentenciar que el resultado de las generales "no condicionará la presidencia de la Generalitat". En esa línea, el president Montilla obtuvo ayer mismo el apoyo de Josep Lluís Carod-Rovira, quien dejó claro que ERC quiere mantener el tripartito toda la legislatura.
Carme Chacón, que no desea que la campaña electoral derive hacia otros conflictos que no sean la estricta confrontación entre el PSOE y el PP, entró, sin embargo, en el campo de CiU: "Solo pueden pensar que pueden comprar en la Moncloa a Catalunya los que un día la vendieron allí".